El parque de los ciudadanos.
Salimos con Marina y Verónica hacia el centro de Bremen con la idea de hacer un pequeño crucero por el Weser. Olmar cree recordar que el último sale a las 16.30, asi que tenemos que darnos prisa porque la escuela está a media hora del centro.
Cuando llegamos a la taquilla vemos que aún está abierta y nos ponemos muy contentas, pero, de repente, vemos cómo el joven que vende los tickets se dispone a cerrar la ventanilla. Corremos hacia allí y él, muy amable, nos explica que el último crucero salió a las 16.45. Son las 16.55. ¡Por qué poco! Asi que tendremos que volver mañana, cómo decía el funcionario del famoso artículo de Larra.
Decidimos visitar el Bürgerpark donde acuden los bremenses a pasear o a hacer deporte. Hay bastante gente porque hoy es festivo: el día de la unidad alemana.
Cuando llegamos a la taquilla vemos que aún está abierta y nos ponemos muy contentas, pero, de repente, vemos cómo el joven que vende los tickets se dispone a cerrar la ventanilla. Corremos hacia allí y él, muy amable, nos explica que el último crucero salió a las 16.45. Son las 16.55. ¡Por qué poco! Asi que tendremos que volver mañana, cómo decía el funcionario del famoso artículo de Larra.
Decidimos visitar el Bürgerpark donde acuden los bremenses a pasear o a hacer deporte. Hay bastante gente porque hoy es festivo: el día de la unidad alemana.
De vuelta al centro nos encontramos con los sempiternos músicos, esta vez en versión cuasinavideña.
Acabaremos cenando en un bar en la orilla del río comentando que hemos pasado ya el ecuador del proyecto. Cansadas pero felices nos marchamos a descansar para disfrutar mañana de lo que Wilfred y Amaya nos tengan preparado.
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