Ensamblamos
Comenzamos la sesión de hoy con un calentamiento muy duro. Durante algo más de una hora hemos realizado una suerte de ejercicios para preparar desde los dedos de los pies hasta el último cabello. Nosotras que no somos profesionales de la danza sufrimos, aunque allí muy pocos lo son y esa es otra de la magía que producen Amaya y Wilfred en su marmita: unos cuantos jóvenes, algunos padres, vecinos de cierta edad, niños muy niños, el cuarteto español, y los que todavía están por incorporarse que lo harán la próximo semana; todo ello sazonado con mucha paciencia, un toque de disciplina y su profesionalidad.
Y un secreto: el libro mágico que como todo genio custodia sus ideas.
Antes de pasar a ensamblar el trabajo que llevamos hecho, retomamos el tema de las identidades y cada uno ha dibujado-bailado su nombre con su cuerpo.
Luego desplegamos las telas asiéndonos a sus bordes para que no salgan volando y nosotros detrás como Remedios la bella en Cien años de soledad de Márquez, aunque sería factible dada la atmósfera que nos envuelve. Todos los movimientos que probamos ayer y que parecían producto de un capricho, hoy se han hilvanado y rematan el mantel en una cenefa viva de brazos y gestos fraternales.
Y con estos mimbres hemos probado de un tirón lo que habíamos montado.
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